El artista urbano francés JR, tan rebelde e iconoclasta, acaba de claudicar ante el mito definitivo: el legendario Venice Simplon-Orient-Express. Con la cara medio oculta entre unas gafas oscuras y un borsalino negro, confiesa: “Es mi segundo viaje. Cogí el tren ayer en la mañana en Venecia, atravesé los paisajes nevados de Austria, las montañas de Suiza, me tumbé en la cama, miré al cielo abierto, y me desperté en París”. La conexión del artista es profunda. De adolescente dibujó sus primeros grafitis en trenes subterráneos y fue en un túnel del metro de París donde encontró la cámara con la que empezó a documentar sus trabajos. “Si pudiera, solo viajaría en tren”, asegura.
