En el pabellón del Palacio Municipal de Deportes de Granada, presente y pasado confluyeron sobre la pista. Allí, hace casi 20 años, un adolescente prodigio e imberbe de 14 años se presentó al mundo. Dos décadas después, volvió a sonar su nombre: Ricky Rubio regresó donde todo empezó, con el Joventut Badalona, el club que lo vio crecer y donde brilló por primera vez. Aquel niño prodigio se reencontró con su versión adulta. El pequeño Ricky frente al hombre de 34 años, ahora con la misma ilusión, pero con cicatrices, también éxito, en el camino. Después de 490 días lejos de la ACB —su último partido fue el 2 de junio de 2024 con el Barcelona—, el base del Masnou volvió a disfrutar del baloncesto en la victoria frente al Covirán Granada (75-87), en el mismo lugar donde, hace 20 años, fue simplemente Ricky, sin la carga que vino después y que le asfixió.
