El líder de facto de la nueva Siria, el comandante islamista Ahmed al Shara, ha dicho varias veces en las últimas semanas que hay que dejar ya de lado “la mentalidad revolucionaria”, clave en el derrocamiento del régimen de Bachar el Asad el pasado diciembre, para centrarse ahora en reconstruir las instituciones que requiere el país. Pero el jefe de la oposición siria en el exilio, Hadi al Bahra (Damasco, 65 años), no está de acuerdo: “El objetivo de la revolución no era solo la caída del régimen, sino lograr justicia, libertad y democracia. Así que la revolución continúa”, afirma.
